A pocos días de la emblemática celebración, las comunidades de la ribera del lago de Pátzcuaro afinan los últimos detalles para recibir a miles de visitantes nacionales y extranjeros durante la Noche de Muertos.
Urandén, Arócutin, Santa Fe de la Laguna, Tzintzuntzan y otras localidades se preparan para encender sus velas, decorar los altares y mantener viva una tradición que cada año convierte a Michoacán en el corazón espiritual de México.
Durante un recorrido de supervisión, autoridades estatales y municipales dialogaron con lancheros, comerciantes y habitantes, verificando que todo esté listo para los días 1 y 2 de noviembre. Las labores incluyen organización de accesos, seguridad, limpieza y cuidado ambiental, con el propósito de garantizar que la experiencia sea ordenada, respetuosa y significativa para locales y visitantes.
La Noche de Muertos, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, no solo es una manifestación de fe y memoria, sino también una oportunidad para fortalecer la economía de las comunidades anfitrionas, que cada año comparten con el mundo su misticismo, color y devoción.