El sábado 6 de enero, se produjo un intenso enfrentamiento transfronterizo entre Israel y el grupo guerrillero libanés Hezbolá; un día después de que Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, prometiera represalias por el presunto asesinato de Saleh al Arouri, un alto mando de Hamas, en Beirut, a manos de Tel Aviv.
Hezbolá informó que lanzó 62 cohetes contra una base de vigilancia aérea israelí en el monte Merón, logrando impactos directos en su respuesta al asesinato de Arouri, y alcanzaron dos puestos del ejército cerca de la frontera.
Por su parte, las fuerzas armadas israelíes indicaron que se lanzaron unos 40 cohetes hacia Merón contra una base, sin causar víctimas en Israel.
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Las fuerzas militares israelíes atacaron escuadrones de Hezbolá que lanzaron los cohetes y también impactaron instalaciones militares del grupo libanés, que reportó seis combatientes muertos, elevando a 150 la cifra desde que comenzaron los combates.
Hassan Nasrallah declaró que si no contratacaban en respuesta al asesinato de Arouri, todo Líbano quedaría vulnerable a los ataques israelíes.
Los ataques aéreos de Tel Aviv en el sur del Líbano alcanzaron las afueras de la localidad de Kouthariyeh al Siyad, a unos 40 kilómetros de la frontera, con víctimas reportadas, según la Agencia Nacional de Noticias del Líbano.
El primer ministro libanés, Nayib Mikati, advirtió al máximo diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, que una ofensiva a gran escala de Israel sobre territorio libanés, en particular en el sur, supondría automáticamente la explosión regional del conflicto.