Olvidar las llaves, batallar con una lista de compras o preparar un examen son situaciones comunes que ponen a prueba la memoria.
Aunque los recuerdos se desvanecen por una razón, el cerebro necesita filtrar lo irrelevante, los especialistas señalan que hay métodos probados para fortalecerla y adaptarlos según la necesidad.
Dormir lo suficiente, mantener una alimentación saludable y hacer ejercicio son los pilares básicos para un buen rendimiento cognitivo.
Sin embargo, los neurocientíficos Charan Ranganath, de la Universidad de California, y Michael Hasselmo, de la Universidad de Boston, destacan que aplicar estrategias específicas puede marcar la diferencia.
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Entre las más eficaces está establecer conexiones significativas, recurrir a la repetición espaciada para estudiar, leer en voz alta para reforzar recuerdos inmediatos, o involucrar los sentidos para fijar experiencias personales.
También sobresalen el clásico “palacio de la memoria”, útil para discursos o listas largas, y la creación intencional de recuerdos en momentos importantes.
Estas técnicas, utilizadas incluso por atletas de la memoria, demuestran que recordar no se trata solo de capacidad, sino de enfoque y práctica. En un mundo saturado de información, entrenar la memoria no solo mejora la vida cotidiana, también ayuda a vivir experiencias con mayor atención y profundidad.