En el municipio de El Mante, Tamaulipas, la crisis por la sequía ha alcanzado niveles alarmantes, afectando severamente a los ganaderos de la región.

Francisco Colón, un ganadero de la localidad de Magdaleno Aguilar, ha sido testigo de la devastación causada por la falta de lluvias, que ha llevado a la muerte de muchos de sus animales.

Según Colón, el calor extremo que alcanza los 45 grados Celsius durante el día ha provocado la muerte de vacas y la pérdida de crías en el parto debido a la deshidratación y el hambre.

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En Magdaleno Aguilar, cada ganadero ha sufrido la pérdida de al menos un animal, lo que ha llevado a una crisis sin precedentes en la región ganadera y temporalera del sur de Tamaulipas.

Los efectos de la sequía se hacen evidentes en los bebederos, estanques y canales de riego agrietados, que ya no pueden proveer suficiente agua para el ganado. Los pequeños riachuelos se encuentran tan secos que las vacas no pueden beber de ellos, lo que ha obligado a los ganaderos a invertir más en insumos para intentar mantener con vida a los pocos animales que les quedan.

La situación es desoladora en cada rancho de la región, con restos óseos que son rápidamente consumidos por aves carroñeras y coyotes.

La sequía se extiende como un monstruo de arena que ha devastado la agricultura y que ahora amenaza con acabar con la ganadería, dejando a su paso un paisaje desolador de esqueletos de animales y aves carroñeras en busca de su próxima presa.