Las sequías extremas se están convirtiendo en una “nueva normalidad”, alertó un informe global de Naciones Unidas (ONU).

El Atlas Mundial de las Sequías, coautoría de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD) y el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, revela que los periodos secos más largos y severos son consecuencia directa del cambio climático.

Estos eventos no solo reducen la disponibilidad de agua, sino que también agotan suelos fértiles, al transformarlo en tierras áridas.

Este 2024, está marcado por sequías devastadoras en regiones como Ecuador, Marruecos, Namibia y el Mediterráneo, tendencia que amenaza con intensificarse.

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El impacto de las sequías es igualmente destructivo que el de las inundaciones, lo que genera consecuencias a largo plazo en la producción de energía, comercio y sectores clave como el transporte marítimo.

Para 2050, tres de cada cuatro habitantes del planeta sufrirán las consecuencias de la sequía, según la UNCCD.

Ibrahim Thiaw, jefe de la UNCCD, urgió a los gobiernos y líderes mundiales a repensar radicalmente cómo abordan la gestión de riesgos asociados con la sequía.