La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, confirmó este miércoles la muerte de seis militares tras la explosión de una mina presuntamente colocada por organizaciones criminales en los límites entre Jalisco y Michoacán, una región marcada por la disputa territorial del Cártel Jalisco Nueva Generación.

El saldo también incluye dos soldados heridos, en un incidente que subraya el uso creciente de artefactos explosivos por parte del crimen organizado para frenar el avance de fuerzas de seguridad.

“Es muy lamentable que esto ocurra, el uso de artefactos explosivos”, lamentó la mandataria durante una declaración en la que expresó su solidaridad con los familiares de los elementos caídos.

“Todo nuestro apoyo a los familiares de la Guardia Nacional”, añadió, al tiempo que garantizó que su Gobierno continúa avanzando en materia de seguridad.

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Sheinbaum destacó que el martes se registraron 44 homicidios en el país, cifra que comparó con los casi 80 que se registraban diariamente en septiembre de 2024, antes del inicio de su mandato.

“Por supuesto quisiéramos que no hubiera ninguno”, afirmó. La presidenta también presumió el número de detenciones efectuadas en los últimos ocho meses como parte de su estrategia de seguridad.

La tragedia revela una tendencia alarmante: la colocación de minas antipersonas como nueva táctica de los cárteles en regiones bajo disputa.

Esta modalidad, además de letal, representa un desafío para las fuerzas de seguridad, cuya presencia se ha intensificado en estos territorios para contener la violencia y restablecer el orden.