En el amplio universo de la música popular mexicana, el llamado “rap bélico” ha emergido como una contranarrativa a los tradicionales narcocorridos y corridos tumbados.
Mientras estos últimos exaltan la vida de los capos del narcotráfico, el nuevo subgénero enfoca sus letras en la labor de soldados y fuerzas de seguridad que enfrentan a los cárteles en las calles.
El fenómeno representa una disputa simbólica y comercial por la narrativa dominante en las plataformas digitales.
El caso reciente del grupo Los Alegres del Barranco, vinculado a un proceso judicial por apología del delito tras cantar en homenaje a líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación y del Cártel de Sinaloa, ha marcado un posible punto de inflexión.
Aunque los corridos tradicionales continúan siendo populares, su posicionamiento comienza a ceder frente al crecimiento de una audiencia que busca otros referentes, incluso dentro de un mismo entorno violento.
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Entre los artistas destacados del rap bélico se encuentra Mr. Tyson, originario de Matamoros, Tamaulipas, quien se autodenomina “el rapero de las Fuerzas Armadas”.
Sus letras, como en la canción “Soldado Sierra”, ensalzan la vida militar y el combate al crimen organizado desde la óptica del cumplimiento del deber.
Otro exponente es Doble One Flow Letal, quien en temas como “Comandante Huerta” recurre a un lenguaje igual de crudo, pero en defensa de la institucionalidad.
A pesar de que este tipo de contenidos también despiertan cuestionamientos, como la exaltación de la violencia o las ejecuciones extrajudiciales, sus intérpretes buscan construir un imaginario en el que los cuerpos de seguridad no solo son visibles, sino reivindicados.
El rap bélico, en ese sentido, se presenta como una nueva batalla cultural dentro de la llamada guerra contra el narcotráfico.