Tailandia y Camboya acordaron un cese al fuego incondicional tras cinco días de enfrentamientos fronterizos que dejaron al menos 35 muertos y más de 260 mil desplazados. El anuncio se dio durante una reunión en Malasia, organizada bajo la presión del gobierno de Estados Unidos y con la participación de China.

El primer ministro camboyano Hun Manet y su homólogo interino tailandés, Phumtham Wechayachai, firmaron el acuerdo en presencia del primer ministro malasio Anwar Ibrahim. Los líderes destacaron la necesidad de reconstruir la confianza bilateral y permitir el pronto regreso de las familias evacuadas. Los comandantes militares de ambos países se reunirán para delinear las medidas operativas del acuerdo.

El presidente Donald Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio, jugaron un papel clave en la mediación, al advertir que se suspenderían acuerdos comerciales con ambas naciones si continuaban las hostilidades. Tras el anuncio del alto el fuego, la Casa Blanca celebró el resultado y afirmó que Trump “lo hizo posible”.

La noticia generó alivio entre las comunidades desplazadas, aunque persisten temores por una posible reanudación del conflicto. La frontera de 800 kilómetros entre ambos países ha sido fuente de tensiones históricas, pero esta intervención internacional abre la posibilidad de una paz sostenida en la región.