El puerto de Lázaro Cárdenas, uno de los principales nodos logísticos del país, comienza a resentir los efectos de una nueva ola de tensiones internacionales. El costo de renta de contenedores ha registrado un alza significativa en las últimas semanas, impulsado por una cadena de factores que trascienden lo local: crisis geopolíticas, restricciones logísticas globales y una creciente competencia por el espacio en las rutas marítimas.
Navieras, importadores y operadores logísticos en Michoacán reportan incrementos de entre 25 y 40 por ciento en las tarifas de renta de contenedores en comparación con el primer trimestre del año. La razón no está en el puerto, sino en los mares: las amenazas sobre el Estrecho de Ormuz, los ataques a embarcaciones en el mar Rojo y el redireccionamiento forzoso de rutas comerciales están encareciendo el transporte internacional y, con ello, cada eslabón de la cadena logística.
“Los contenedores escasean, no por falta de infraestructura local, sino porque muchos están retenidos en Asia o desviados hacia rutas más largas por cuestiones de seguridad. Eso incrementa la demanda aquí y dispara los precios”, explica un operador de carga internacional que trabaja regularmente en Lázaro Cárdenas.
La situación impacta particularmente a empresas agroindustriales y del sector automotriz, dos de los pilares de exportación en el corredor occidente-sur. Productos como aguacate, berries, autopartes y electrodomésticos enfrentan ahora mayores costos logísticos, lo que compromete su competitividad en mercados internacionales. El fenómeno también está empezando a golpear a importadores que dependen de insumos provenientes de Asia.
A esto se suma un factor de especulación logística: algunas empresas han optado por rentar contenedores con antelación y mantenerlos disponibles como medida preventiva, lo que reduce aún más la oferta inmediata en puntos clave como Lázaro Cárdenas y Manzanillo.
Aunque las autoridades portuarias han intentado mantener el flujo operativo, el problema rebasa lo local. El comercio global atraviesa un momento de reajuste marcado por riesgos geopolíticos, inflación en la logística internacional y una reconfiguración de las rutas de abasto.
Lo que antes era una dinámica técnica de puertos y aduanas, hoy se ha convertido en un termómetro de la fragilidad mundial. En los patios de Lázaro Cárdenas no solo se mueve mercancía: se refleja también el pulso tenso del planeta.