Saúl “Canelo” Álvarez vivió una noche difícil en Las Vegas, Nevada, al caer por decisión unánime ante el estadounidense Terence Crawford, perdiendo así sus cinturones como campeón indiscutido del peso supermediano en el CMB, OMB, AMB y FIB.
La derrota marca un nuevo capítulo en la carrera del tapatío, tres años después de su última caída.
El primer asalto fue de estudio, con ambos peleadores midiendo distancias y movimientos. Crawford tomó la iniciativa con jabs, mientras Álvarez respondió con un gancho al hígado, sin poder frenar el ataque estadounidense.
En los siguientes rounds, Canelo buscó dañar con ganchos a la zona blanda, mientras Crawford conectaba un fuerte izquierdazo al rostro del mexicano.
A medida que avanzó la pelea, Crawford se acomodó en el cuadrilátero y aprovechó su movilidad para golpear con precisión, identificando los jabs de izquierda como punto débil del tapatío.
Aunque Canelo intentó contrarrestar en el séptimo asalto con puñetazos cortos, el dominio de Crawford se mantuvo, frustrando los intentos del mexicano por acercarse y conectar golpes de poder.
En los últimos rounds, Álvarez mostró signos de cansancio, persiguiendo a Crawford sin éxito. La estrategia del estadounidense de mantener distancia con jabs y movimientos laterales le permitió alejarse de los embates del histórico pugilista mexicano.
Con el final de la contienda, los jueces Tim Cheatman, Max de Luca y Steve Weisfeld otorgaron la victoria a Crawford con tarjetas de 116-112, 115-113 y 115-113, coronando al estadounidense como el nuevo campeón indiscutido del peso supermediano.