Texas puso a disposición un terreno rural a lo largo de la frontera con México, destinado a posibles deportaciones masivas durante el gobierno del presidente electo Donald Trump.
La propiedad, adquirida el mes pasado, se sitúa en el condado de Starr, en el Valle del Río Grande.
La comisionada de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, extendió la oferta en una carta enviada el jueves.
Mientras tanto, el concejo municipal de Los Ángeles ha optado por convertirse en una jurisdicción “santuario”, limitando así la colaboración con las autoridades federales en materia de inmigración.
Los líderes texanos han adoptado posturas agresivas en la frontera, tales como la instalación de barreras de alambre de púas y la aprobación de una ley que permite a las fuerzas del orden arrestar a migrantes que crucen de manera ilegal.
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Buckingham apuntó en su comunicado que el terreno de mil 400 acres (566 hectáreas) podría albergar instalaciones de procesamiento y detención para llevar a cabo la mayor operación de deportación de criminales en la historia del país.
Trump ha manifestado su intención de iniciar acciones de deportación desde su primer día en el cargo, vinculando la inmigración no autorizada a problemas sociales y económicos.
El equipo de transición de Trump no ha confirmado la aceptación de la oferta, pero la portavoz del equipo, Karoline Leavitt, reafirmó que se movilizarán esfuerzos para asegurar la frontera y proteger a las comunidades.
La Oficina General de Tierras de Texas no ha proporcionado detalles sobre el costo de la tierra, aunque Buckingham mencionó que el propietario anterior se había opuesto a la construcción de un muro fronterizo.
En 2021, bajo el mandato del gobernador Greg Abbott, se construyó un tramo de muro en esa misma zona, lo que abre la puerta a más construcciones en el futuro.