En los rincones empedrados de Tlalpujahua, un Pueblo Mágico que parece vivir en diciembre todo el año, la Navidad se convierte en protagonista. Hasta el 17 de diciembre, artesanos y familias locales abren las puertas de la ya emblemática Feria de la Esfera, un encuentro donde conviven técnicas tradicionales y diseños contemporáneos que atraen a visitantes de distintos puntos del país.
Cada temporada, miles de turistas recorren sus talleres para ver cómo nacen las esferas de vidrio soplado que han dado fama internacional al poblado. La oferta va desde piezas minuciosamente pintadas a mano hasta creaciones experimentales que muestran la evolución de este oficio.
Pero Tlalpujahua no se limita a la magia decembrina. Quienes llegan hasta este pueblo enclavado entre bosques también encuentran cocina regional incluidos los clásicos dulces de fruta, talleres de cerámica y cantera, así como rincones naturales e históricos que narran otras facetas de su identidad.
Entre los imperdibles está el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, una construcción del siglo XVIII que destaca por su imponente portada y su altar mayor. También la Mina Las Dos Estrellas, un testimonio vivo de su pasado minero, cuyos túneles y edificaciones originales se recorren con guías locales.
La Torre del Carmen, solitaria sobreviviente de la devastadora inundación de “Las Lamas”, es otro símbolo del pueblo. A unos pasos, el Museo de los Hermanos López Rayón, ofrece un vistazo a la historia nacional desde una perspectiva íntima.
Con su arquitectura de techos rojos, pendientes pronunciadas y un aire antiguo que se respira en cada esquina, Tlalpujahua es una escapada ideal para cerrar el año entre tradición, artesanía y un ambiente festivo que no necesita pretexto para brillar.