Más de 150 militares de Estados Unidos ya se encuentran en la base naval de Guantánamo, Cuba, para preparar la expansión del centro de detención de migrantes indocumentados, en un esfuerzo por aumentar su capacidad a 30 mil camas.
La medida se enmarca dentro de la estrategia del presidente Donald Trump, quien firmó un memorando para que el Pentágono y el Departamento de Seguridad Nacional trabajen en la ampliación del centro, que actualmente opera bajo la supervisión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El centro, de acuerdo con las autoridades, servirá para “detener a los peores migrantes ilegales criminales que representan una amenaza para el pueblo estadounidense”, según palabras del propio Trump.
El despliegue de los más de 150 militares incluye marines y efectivos del Comando Sur de Estados Unidos, responsable de la región latinoamericana.
Estos militares apoyarán la expansión de las instalaciones, las cuales albergarán a un número significativamente mayor de migrantes.
Aunque las instalaciones de Guantánamo han sido utilizadas durante décadas para detener a migrantes interceptados en el mar, principalmente provenientes de Cuba y Haití, la ampliación de la capacidad del centro ha generado preocupaciones debido a la falta de transparencia histórica sobre las condiciones en las que viven los detenidos.
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El centro de detención de Guantánamo es actualmente el más grande bajo la administración del ICE, con alrededor de dos mil camas disponibles.
Si se alcanza la meta de 30 mil camas, el centro superaría ampliamente a otras instalaciones del país en cuanto a capacidad. El operativo de expansión ha sido parte de la estrategia más amplia de Trump para enfrentar la migración irregular y prevenir la entrada de personas consideradas una amenaza para la seguridad nacional.
El zar de la frontera, Tom Homan, aseguró que el ICE continuará siendo la agencia responsable de la operación del centro, pese al aumento significativo en el número de camas.
Sin embargo, la base de Guantánamo ha sido objeto de críticas por su falta de supervisión legal y las condiciones precarias que, según informes internos del gobierno, enfrentan los detenidos.
Un reportaje del New York Times reveló que los migrantes en el centro de detención han denunciado malos tratos, como el uso de gafas de visión opaca durante los traslados, monitoreo de sus conversaciones con abogados y condiciones insalubres en algunas instalaciones, que incluso estarían infestadas de ratas.