Al menos ocho soldados israelíes murieron en el sur de Líbano en combates con milicianos de Hezbolá, tras una incursión para atacar posiciones del movimiento islamista, informó el ejército de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que “estamos en el punto álgido de una guerra difícil contra el Eje del Mal de Irán, que quiere destruirnos. Esto no sucederá porque nos mantendremos unidos y, con la ayuda de Dios, venceremos juntos”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel informaron que la infantería y unidades blindadas se sumaron a sus operaciones terrestres en Líbano.
Israel aseguró que su incursión está enfocada en destruir túneles e infraestructura en la frontera y que no hay planes para una operación más amplia que tenga como objetivo la ciudad de Beirut o las principales ciudades del sur.
Sin embargo, emitió nuevas órdenes de evacuación para dos docenas de ciudades a lo largo de la frontera sur.
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La agrupación islámica reportó “un intento de infiltración” de las tropas israelíes en el sur de Líbano y confirmó enfrentamientos en la zona.
Sin embargo, no se han reportado víctimas de ese frente.
Los muyahidines de la Resistencia Islámica han hecho frente al amanecer de este miércoles (ayer) a una fuerza de infantería israelí que intentó infiltrarse en la aldea de Odaisé desde Jalet al Mahafer, enfrentándose a ella y causando unas bajas que forzaron su retirada”, reveló la agrupación.
Tras eso, Israel bombardeó el centro de Beirut, lo que provocó la muerte de seis personas.
El objetivo era un edificio del barrio de Bachoura, en el centro de la capital libanesa, cerca del Parlamento, el lugar más próximo a la sede del Gobierno libanés al que se han dirigido los ataques israelíes.
Estos enfrentamientos se producen en medio de un cruce de amenazas entre Israel e Irán.
El martes 1 de octubre, el país islámico lanzó 200 misiles contra Israel.