En un encuentro diplomático cargado de tensión, el presidente Donald Trump acusó públicamente al gobierno de Sudáfrica de permitir un “genocidio contra blancos” durante una reunión con su homólogo Cyril Ramaphosa en el Salón Oval.

Trump interrumpió la reunión para proyectar un video con imágenes y recortes de prensa que, según él, respaldaban sus denuncias sobre ataques a agricultores blancos, generando incomodidad y controversia.

“Les permites tomar tierras y cuando toman las tierras, matan al agricultor blanco. Cuando matan al agricultor blanco, no les pasa nada”, afirmó Trump.

Ramaphosa respondió tajantemente, “No, no, no, no. Nadie puede tomar tierras”, e intentó redirigir la conversación apelando al legado de Nelson Mandela y la importancia del diálogo.

La reunión, que buscaba reconstruir lazos diplomáticos, se vio empañada por las acusaciones, alimentadas por denuncias previas de Trump y su asesor Elon Musk sobre una supuesta persecución a agricultores blancos.

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Musk, presente en la sala, ha criticado las leyes de empoderamiento económico post-apartheid, argumentando que dificultan el desarrollo de sus empresas.

Aunque Sudáfrica aprobó recientemente una legislación sobre expropiación de tierras para corregir desigualdades históricas, Ramaphosa aseguró que se respetarán los procesos legales y rechaza la violencia.

Mientras los blancos aún controlan la mayoría de las tierras agrícolas en Sudáfrica, organismos internacionales no han encontrado evidencia de un genocidio.

La decisión de Trump de otorgar estatus de refugiado a 49 sudafricanos blancos, alegando persecución, ha sido criticada por organizaciones pro migrantes.

Ramaphosa defendió las políticas de redistribución como una búsqueda de justicia social y no venganza racial, destacando que “en Sudáfrica, la principal víctima de la criminalidad es la población negra”.