Los Ángeles vive una nueva escalada de tensión tras las redadas masivas de agentes migratorios (ICE) que provocaron enfrentamientos y protestas en el sur del condado.
En respuesta, el presidente Donald Trump firmó un memorando para desplegar a dos mil efectivos de la Guardia Nacional, con la promesa de “restablecer el orden” ante lo que calificó como “disturbios y saqueos”.
“Si el gobernador Gavin “Newscum” y la alcaldesa Karen Bass no pueden hacer su trabajo, y todo el mundo sabe que no pueden, el Gobierno federal intervendrá”, escribió Trump en sus redes, usando un juego de palabras despectivo contra el gobernador Newsom.
La Casa Blanca justificó el despliegue tras reportes de ataques contra agentes de ICE. “Los líderes demócratas han abdicado su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos”, afirmó la portavoz Karoline Leavitt.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, advirtió a los “agitadores de Los Ángeles” que no habrá tolerancia a la resistencia: “ICE hará cumplir la ley. Si tocan a un agente, serán procesados con todo el peso de la ley”.
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Las imágenes de los últimos días muestran enfrentamientos, gases lacrimógenos y detenciones en plena vía pública, incluyendo negocios como Home Depot y cafeterías en las afueras de la ciudad.
ICE informó que solo en Los Ángeles fueron detenidas 118 personas, entre ellas cinco presuntos integrantes de pandillas. A nivel nacional, la agencia afirma realizar unas dos mil detenciones diarias esta semana.
Entre los arrestados se encuentra David Huerta, presidente regional del sindicato SEIU, cuya detención ha desatado críticas.
El senador Chuck Schumer exigió su liberación inmediata, denunciando “un patrón alarmante de arrestos por ejercer la libertad de expresión”.
La alcaldesa Bass calificó las acciones como un intento de “sembrar el terror”. El conflicto podría escalar en los próximos días si persisten las redadas y el endurecimiento del discurso federal.