En un mensaje televisado desde la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a colocar a la migración en el centro de su narrativa política, esta vez con un tono de confrontación e intimidación, al responsabilizar a los migrantes del supuesto declive económico, social y de seguridad que, aseguró, enfrenta el país.

Desde el inicio de su intervención, el mandatario dirigió sus críticas hacia su antecesor, el demócrata Joe Biden, a quien acusó de haber gobernado en beneficio de “inmigrantes indocumentados, criminales profesionales y gobiernos extranjeros”, en detrimento según dijo, de los ciudadanos estadounidenses.

Trump sostuvo que administraciones pasadas “llenaron” ciudades y comunidades rurales de personas sin documentos, lo que, a su juicio, provocó la pérdida de ahorros de las familias trabajadoras, el colapso de servicios públicos y un aumento inédito de la delincuencia violenta. También lanzó acusaciones sobre un presunto adoctrinamiento de menores con ideas contrarias al país, sin presentar evidencias.

“El país heredó la peor frontera del mundo y la transformamos en la más segura de nuestra historia”, afirmó el presidente, quien aseguró que su gobierno ha deportado a criminales y restablecido el orden en las ciudades más peligrosas. Incluso declaró que, en los últimos siete meses, “cero migrantes” han cruzado la frontera sur, aunque no respaldó la afirmación con datos oficiales.

A lo largo del discurso, Trump vinculó nuevamente sin pruebas, a la migración irregular con el crimen organizado y la violencia, además de responsabilizarla de presionar los sistemas de salud, educación y asistencia social. También afirmó que sus políticas han provocado una “migración inversa”, con personas nacidas fuera del país regresando voluntariamente a sus lugares de origen.

El presidente aprovechó el mensaje para elogiar su gestión y prometer un repunte económico. No obstante, de acuerdo con reportes de la agencia AP, la inflación continúa en niveles elevados y el mercado laboral muestra signos de debilitamiento, en un contexto marcado por la imposición de nuevos impuestos a las importaciones de diversos países.

El discurso refuerza la estrategia de Trump de utilizar la migración como eje central de su agenda política, en medio de un escenario económico complejo y una narrativa que profundiza la polarización en Estados Unidos.