En los últimos meses antes de la elección de 2024, Donald Trump advirtió que los afroestadunidenses estaban perdiendo empleos en masa y que la situación empeoraría si no regresaba a la Casa Blanca.
“Deberían exigir que les den las cifras de cuántas personas negras van a perder su empleo”, afirmó entonces, asegurando que los despidos en este grupo eran inéditos.
Sin embargo, desde su retorno a la presidencia, la situación económica de la población negra se ha deteriorado. El desempleo aumentó de 6.2 a 7.5 por ciento en lo que va de 2025, mientras que la propiedad de viviendas alcanzó su nivel más bajo desde 2021, según datos de Redfin.
La Oficina del Censo reportó que el ingreso promedio de los hogares afroestadunidenses cayó 3.3 por ciento el año pasado, situándose en 56 mil 20 dólares, casi 36 mil dólares menos que un hogar blanco promedio.
El impacto económico tiene también implicaciones políticas. La población afroestadunidense ha sido históricamente un indicador temprano de tendencias de empleo más amplias.
Expertos como Angela Hanks alertan que los recortes y aranceles implementados por Trump afectan desproporcionadamente a los trabajadores negros, en gran parte porque representan un segmento importante de la fuerza laboral federal.
Mientras tanto, el gobierno sostiene que sus políticas favorecerán a los afroestadunidenses, pero hasta ahora los datos no respaldan esa afirmación.
La situación se combina con tensiones políticas. Trump ha sugerido desplegar a la Guardia Nacional en ciudades con alcaldes negros y redistribuir distritos parlamentarios para favorecer a los republicanos.
Estas medidas, junto con políticas de inmigración y recortes económicos, generan preocupación sobre la capacidad de los votantes afroestadunidenses para influir en las elecciones y agravan la percepción de vulnerabilidad económica.
En 2024, Trump duplicó su porcentaje de votos entre este grupo, pero la frustración por la falta de mejoras en empleo y asequibilidad sigue presente.