El lunes 3 de febrero, organizaciones y creadores de contenido lanzaron una convocatoria a la comunidad migrante y latina de Estados Unidos para llevar a cabo una jornada de protesta bajo el lema “Un día sin inmigrantes”.

Esta iniciativa busca visibilizar las contribuciones de la población migrante en el país y rechazar las políticas migratorias implementadas por el presidente Donald Trump. Con los parámetros de “No escuela, no trabajar, no comprar”, la protesta invitó a los inmigrantes a ausentarse de sus actividades cotidianas, mostrando de esta manera el impacto de su presencia en la vida diaria de la nación.

La convocatoria se hizo viral a través de las redes sociales, donde activistas y creadores de contenido difundieron mensajes que llamaban a la unidad y al fortalecimiento de la protesta. “Este próximo lunes 3 de febrero vas a ver lo que valemos los inmigrantes”, “Estados Unidos se paraliza este 3 de febrero en la mayor protesta inmigrante de la historia”, fueron algunos de los lemas utilizados para incitar a la comunidad a unirse al llamado.

La idea central era demostrar que, sin los inmigrantes, el país simplemente no funciona, con un enfoque en la fuerza colectiva y la solidaridad.

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A lo largo del día, las redes sociales dieron cuenta del impacto que tuvo esta protesta en diversas partes de Estados Unidos.

En ciudades como Los Ángeles, California, se compartieron imágenes de calles semivacías, resultado de la participación de inmigrantes que no asistieron a sus trabajos ni a las escuelas, ni realizaron compras. En Chicago, Illinois, se reportó que trabajadores latinos en restaurantes se ausentaron de sus empleos, dejando algunos locales vacíos.

En Oklahoma, estado donde miles de migrantes viven sin estatus legal, varios negocios permanecieron cerrados como parte de la protesta.

Este evento se dio en el contexto de un creciente descontento en la comunidad latina por las políticas migratorias de la administración de Trump.

El 2 de febrero, cientos de miembros de la comunidad se manifestaron en Houston en contra de las deportaciones masivas, pidiendo al presidente que cesara las acciones de hostigamiento.

En esta protesta, gritos como “Aquí estamos y no nos vamos” y “Vivan los migrantes” resonaron en las calles, reflejando el creciente rechazo hacia un gobierno que ha calificado a los migrantes indocumentados como “criminales”. Mientras tanto, el gobierno de Trump continúa implementando medidas de deportación, incluyendo la incursión de agentes migratorios en lugares considerados sensibles como iglesias, escuelas y centros de trabajo.