En Caleta de Campos, la educación también se construye a mano. Entre el sonido del mar y las calles polvosas de la tenencia, un grupo de madres, padres y docentes del Cemsad trabaja en algo que no se mide en metros cuadrados, sino en oportunidades: un nuevo laboratorio de cómputo para más de cien estudiantes.
La obra, que se levantará con recursos del programa federal La Escuela es Nuestra y una inversión de 600 mil pesos, está prevista para concluir en noviembre.
Pero más allá del monto, lo que distingue este proyecto es su origen colectivo: la comunidad decidió, organizó y puso manos a la obra. El Ayuntamiento, la jefatura de tenencia y las familias se sumaron con materiales, trabajo y algo más valioso que cualquier presupuesto: compromiso.
“Estas obras no solo benefician a los alumnos de hoy, sino a los que vienen detrás”, dice Mario Alberto Chacón García, responsable del Cemsad, convencido de que la educación tecnológica necesita espacios dignos para florecer.
En Caleta, ese futuro se está armando ladrillo a ladrillo, con la idea de que cada computadora instalada sea una ventana abierta al mundo.