Uruapan atraviesa un periodo de violencia marcado por homicidios, robos y desapariciones, lo que lo mantiene entre los municipios con mayor percepción de inseguridad en México.

En ese contexto, el diputado local independiente Conrado Paz acusó al alcalde Carlos Manzo de haber trasladado ocho patrullas blindadas, adquiridas con recursos públicos, para acompañarlo durante un viaje personal a Ixtapa-Zihuatanejo, Guerrero.

Según el legislador, mientras la población enfrentaba la inseguridad, Manzo se encontraba en la playa acompañado de los vehículos oficiales. “Uruapan estaba desamparado con las patrullas”, declaró, al señalar también que varias unidades fueron robadas en la ausencia del edil.

Paz recordó que en junio el propio alcalde aseguró que las camionetas blindadas serían destinadas exclusivamente a labores policiales, por lo que consideró contradictorio el uso atribuido durante sus vacaciones.

El señalamiento ocurre en un contexto particular: en los últimos meses Manzo ha denunciado la presencia de grupos armados en las inmediaciones de Uruapan, incluso acusando la operación de mercenarios extranjeros con armas de uso exclusivo del Ejército, afirmaciones que han sido negadas por autoridades estatales.

Estas versiones reflejan un ambiente de alto riesgo que, para algunos, podría explicar el reforzamiento de su seguridad personal.

La discusión de fondo queda abierta: si el uso de patrullas blindadas en un viaje privado debe interpretarse como abuso de recursos o como una medida preventiva en un entorno donde los funcionarios municipales son blanco frecuente de amenazas y ataques.