El número de víctimas por el terremoto de magnitud 7.7 en Birmania superó las dos mil personas, según informó la junta militar del país.

A tres días del desastre, las esperanzas de hallar sobrevivientes entre los escombros disminuyen, mientras los daños se extienden hasta Tailandia, donde al menos 19 personas perdieron la vida.

El gobierno birmano declaró una semana de luto nacional, con banderas a media asta en señal de duelo. Expertos advierten que la cifra de fallecidos podría aumentar, debido a las difíciles condiciones de rescate y la falta de recursos en un país afectado por la guerra civil.

En Mandalay, una de las ciudades más golpeadas, miles de personas pasaron una tercera noche a la intemperie, mientras las altas temperaturas dificultan la identificación de cuerpos.

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En un dramático intento de rescate, una mujer embarazada fue sacada de los escombros tras una amputación, pero murió poco después.

Este lunes se celebrarán cientos de funerales, mientras los esfuerzos de ayuda internacional continúan llegando.

El sismo, el más fuerte en décadas en Birmania, derribó edificios, puentes y carreteras, dejando una crisis humanitaria en medio de la devastación