El impacto de los videojuegos en el desarrollo social, afectivo y cognitivo de niños y adolescentes es motivo de preocupación, dado que se han convertido en una de las principales formas de entretenimiento a edades tempranas.
A pesar de que la adicción a los videojuegos es preocupante, no está claro si son perjudiciales o beneficiosos.
Para contrarrestar posibles comportamientos antisociales asociados con los videojuegos, ha surgido un movimiento llamado “Games for Change” que diseña videojuegos para promover actitudes prosociales entre los jóvenes.
Un ejemplo es PeaceMaker, donde los jugadores deben tomar decisiones para desescalar el conflicto entre israelíes y palestinos.
PeaceMaker ha sido utilizado en investigaciones educativas con resultados positivos. Sin embargo, jugar el juego adoptando posiciones congruentes con la propia identidad refuerza ligeramente, en vez de reducir, las actitudes negativas hacia la otra comunidad.
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Para favorecer aprendizajes sociales con videojuegos es necesario acompañar el juego con actividades educativas que promuevan la reflexión. Un ejemplo es Papers, Please, que presenta dilemas morales sobre la inmigración.
El diálogo entre jugadores sobre dilemas morales en videojuegos como Papers, Please puede promover la reflexión moral y actitudes prosociales.
Destaca la importancia de considerar cómo y por qué se juega, y se sugiere que el diálogo entre jugadores puede ser una herramienta útil para promover una reflexión moral en juegos como Papers, Please.
En lugar de prohibir o restringir los videojuegos, es importante promover una mayor conciencia sobre su elección y uso a través del diálogo, tanto entre jugadores como en la sociedad en general.