La ciudad de Viena construirá en los próximos cinco años el depósito cerrado de agua potable más grande del mundo, con una capacidad de un millón de metros cúbicos, equivalente a mil millones de litros.

El proyecto, que forma parte de la estrategia “Wasser Wien 2050” (Agua Viena 2050), busca asegurar el suministro de agua en la capital austríaca ante el crecimiento poblacional y los efectos del cambio climático, que incluyen fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones.

El alcalde de Viena, Michael Ludwig, aseguró que la seguridad en el suministro de agua es una de sus principales prioridades, destacando que la ciudad actúa con previsión para enfrentar los desafíos del futuro.

“Nosotros actuamos con previsión y asumimos la responsabilidad”, afirmó durante su visita a las obras del depósito, que se ubica al sur de la ciudad. El objetivo es aumentar la capacidad de almacenamiento de agua para hacer frente a una creciente demanda que se estima aumentará un 15 % hasta 2050.

El proyecto consistirá en la ampliación de un depósito ya existente en la localidad de Neusiedl am Steinfeld, construido en la década de 1950 y que actualmente tiene una capacidad de 600 mil metros cúbicos.

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El plan contempla dos fases: en una primera etapa se incrementará su volumen a 800 mil metros cúbicos, y en la segunda fase se alcanzará la capacidad total de un millón de metros cúbicos. Para soportar la enorme presión de las masas de agua, se utilizarán cementos especiales en la construcción de cuatro nuevas cámaras en el depósito.

El costo estimado de la ampliación es de 98 millones de euros, según informó la agencia de noticias APA. Viena, que consume alrededor de 400 mil metros cúbicos de agua al día, se abastece de agua cristalina proveniente de las montañas alpinas cercanas, y el agua almacenada en el depósito pasa solo un día en su camino hacia la ciudad, sin necesidad de bombas.