Las operaciones en el aeropuerto internacional de Haití, Toussaint Louverture, fueron suspendidas ayer tras el estallido de violencia que sacudió la isla caribeña.
La situación se intensificó cuando pandilleros dispararon contra un avión de Spirit Airlines, causando heridas a un asistente de vuelo, mientras el nuevo primer ministro, Alix Didier Fils-Aimé, rendía protesta.
La ola de violencia desencadenó el cierre de escuelas, bancos y oficinas gubernamentales; las calles de Puerto Príncipe, que apenas un día antes habían sido escenario de un intenso tiroteo entre pandillas y policías, quedaron vacías y desoladas.
El resurgimiento de la violencia en el país coincide con la destitución del primer ministro interino, Garry Conille, quien había estado en el cargo durante seis meses.
A pesar de que Conille declaró ilegal la decisión del consejo de transición que decidió su remoción, este organismo nombró rápidamente a Fils-Aimé como su sucesor.
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Se estima que las pandillas controlan alrededor del 85 % de Puerto Príncipe.
La misión de seguridad respaldada por la ONU, que incluye fuerzas policiales de Kenia, enfrenta dificultades debido a la falta de financiamiento y personal.
Ante el panorama, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, pidió a las autoridades haitianas a priorizar la gobernabilidad frente a los intereses políticos personales.
Washington, que financia gran parte de la seguridad internacional desplegada en Haití para combatir la violencia de las pandillas, afirmó que trabajará junto al nuevo primer ministro Fils-Aimé para abordar las crecientes necesidades del país.