La inminente reducción de la jornada laboral en México, con el objetivo de alcanzar las 40 horas semanales para 2030, ha generado un debate sobre el futuro del trabajo y el bienestar de los empleados.
Esta reforma, largamente esperada, se presenta como un avance importante en un país con una histórica deuda laboral; sin embargo, expertos advierten sobre la necesidad de una implementación efectiva y una supervisión rigurosa para garantizar su éxito.
Manuel Fuentes Muñiz, doctor en Derecho y especialista laboral, subraya la importancia de la vigilancia estatal.
Advierte que la jornada actual de 48 horas ya se incumple ampliamente debido a la falta de organización sindical e inspección laboral, dejando a la mayoría de los trabajadores desprotegidos.
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Para Fuentes Muñiz, el éxito de la reforma requiere inversión en inspectores laborales, especialmente a nivel local, y protecciones adicionales contra la disminución salarial y la explotación, sobre todo en las PyMEs.
Además de la vigilancia, Fuentes Muñiz señala la necesidad de abordar los bajos salarios que obligan a muchos trabajadores a extender sus jornadas laborales.
“Es fundamental que la reducción de la jornada no implique la disminución o congelamiento de los salarios, sino que esté acompañada de la dignificación del salario y del trabajador”, afirma, dejando en claro que la reforma debe ir de la mano de mejoras económicas para los empleados.
Diego García Saucedo, socio director en García Velázquez Abogados, califica la reforma como “la más impactante y trascendente”, afectando a todos los sectores, especialmente manufactura y turismo.
Recomienda a las empresas iniciar pruebas piloto y estrategias para mitigar el impacto, como aumentar las horas de descanso o modificar los horarios.